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La ciencia del amor

martes, 8 de mayo de 2007

Si tuviese que hablar sobre amor, probablemente usaría siempre el condicional. Es complejo hablar sobre lo que uno no domina.

Sobre el amor que se le tiene a objetos, a familia y a amigos sí puedo hablar y decir qué me parece de mejor manera o de peor. Podría sentarme en agradables tertulias con mucha gente y llegar a los más bellos debates sobre cómo a un amigo se le agasaja, o sobre cómo se puede hacer que la familia de uno esté siempre bien.

Pero eso no es lo suficientemente “cool”. Además, si hablara de eso, probablemente sería un tema dominado y hemos ya notado que todos los temas que yo domino, terminan tarde o temprano por aburrirme.

Así entonces, con la patudez saliendo por mis venas, hoy tocaré el tema del amor de pareja. Es más, estoy titulando esto de manera de “explicar” el amor. Doblemente patudo y no me arrugo. Creo que es mi capacidad de poder hablar sin decir nada la que me ayuda a hablar de cosas que no manejo, sólo para intentar manejarlas de una buena vez.

En primer término, me pregunto yo:

¿Cuando el amor platónico deja de ser suficiente?

El amor platónico, si lo entienden como yo, es la idealización más pura de la contraparte. Es el sueño, la búsqueda constante y sin problemas. En los sueños no existen los problemas, sólo existen las fantasías que anhelamos cumplir. Todo es armónico y hasta la falta de belleza pasa por alto por algún tipo de reacción que generamos alrededor nuestro; nuestro y de nuestra pareja, claro está.

Toda relación debiera partir de la forma platónica, si no existiera ese componente de hipnosis autoimpuesta, no podría haber ningún tipo de relación, ya que no habría “eso” que la otra persona aparenta tener ante nuestros ojos y que quizás nunca lo tuvo.

Sin embargo, por más negativo que parezca, ese amor platónico siempre se acaba. El amor platónico es como el olor a plástico nuevo cuando te compras un artículo. Está ahí hasta que el artículo toma tu olor.

¿Qué se hace entonces? Si fueras yo, probablemente buscarías tranquilito otro amor platónico para saciar tus ganas de sentirse querido, o amado, o como se llame ese sentimiento que otra persona te haga cariño en el pelo y a ti no moleste, aunque te carga que se metan con tus rulos.

En qué momento de la vida entonces uno deja de buscar ese amor platónico, ¿Dejo de buscarlo alguna vez? O simplemente te aburres de experimentar lo mismo cada vez.

Existe una película llamada “alta Fidelidad” donde Rob le dice a Laura que él cree que deben casarse porque él no se aburre nunca de ella. Si bien me parece un argumento un tanto ligero para decidir compartir un proyecto de vida, tiene una raíz que no dejo de encontrarle razón.
El amor platónico es un amor lindo, casi celestial, pero no tiene consistencia. Es cíclico y predecible, todas las relaciones empiezan igual, con esos mismos gestos, esas mismas “mariposas” en el estómago, siempre tratando de ser mejor persona de lo que uno es. Pero este amor no necesariamente crece y se transforma en un amor sólido, capaz de soportar los olores, costumbre y mañas de la contraparte.

Y ahí es donde precisamente yo sufro. Porque nunca he logrado que ese amor platónico evolucione, siempre me quedo en la relación de “es entretenido, bien/no es entretenido, mal”. Por supuesto, lo anterior deja aflorar mis miedos más profundos. Tengo un temor a que otra persona pueda convivir con mis mañas más profundas. Siento temor a que otra persona pueda llegar a conocerme y me juzgue, más aun, ¡miedo a que traten de cambiarme!

Quizás es porque nunca conocí a la persona ante la cual pueda mostrar mi peor yo, o quizás es porque nunca dejé que esa persona pudiera “postular” a ser esa persona, no se si logro entenderme.


Qué ocurrirá si nunca dejo que ese amor platónico evolucione porque siempre espero a esa mujer que me hará sentir esa sensación todo el tiempo hasta mi tumba. ¿Que ocurrirá si sigo dejando personas en el camino, sólo porque no tengo la situación “controlada”? Me angustia pensar que estoy predeterminado a sacar a pasear mi perro por el parque un día sábado en la tarde para volver a mi departamento de cuarentón soltero, lleno de relaciones causales poco consistentes y sin ninguna opción de hacer crecer mi familia más allá de polmacarni (que debiera ser el nombre de mi perro)

Acaso entonces debo quitar de mis ilusiones ese amor platónico y sólo “conformarme” con tener una relación que no sea platónica, pero que “no me aburra”, como Rob.

O sea, la gran pegunta acá es si acaso el amor platónico es para todos, o hay (habemos) gente que no tiene ese “derecho” y sólo debe optar por tener una relación que satisfaga sus necesidades y no logre ese “valor agregado”.

Ahora, pensemos en eso un instante. Una relación que sea “sólo” buena, no tiene necesariamente que ser una relación mala. Quizás, el amor platónico es una característica que por natura está dada para cierta gente, así como la simpatía o como los rasgos que la mayor parte de la gente entiende por belleza.

De ser así, entonces nosotros los poco afortunados, aquellos que amamos pero no nos aman, aquellos que buscamos pero no nos buscan, aquellos que nos confundimos con un abrazo que no significa nada, debemos buscar gente que sienta lo mismo que nosotros y no aspirar a esas relaciones platónicas, algo así como la teoría del ying y el yang.

Así, sigo divagando sobre lo que es el amor y lo que son las posibilidades, pensando que no puedo exponerme tanto para escribir, pero que al final siempre termino haciéndolo.

2 Han Escrito:

maga* dijo...

Vamos por parte, me debes una chorrillana.

El amor platónico, evidentemente toda relación parte desde ahi, pero yo creo q cuando el juguete deja de ser nuevo, o tener ese olor a nuevo, y sabes que puedes seguir jugando mucho tiempo con él, es porque la cosa se transforma en amor. Como te contaba en la tarde, estuve hablando de esto mismo con Sodyboy hace unos días, y nos preguntábamos si el amor se podía racionalizar, o sea, si se puede elegir con la cabeza, lo que es del corazón(8). Y concluimos que si, que después del amor platónico, después del enamoramiento, después de las maripositas en la guata y los escalofríos en la espalda, entra en funcionamiento el amor racional, donde te das cuenta que a pesar de las mañas, de las pataletas, de las costumbres, de la familia, y de todo lo que viene con la contraparte, puedes seguir pasándolo bien en una relación. Y Rob Gordon tiene muchísima razón, porque en resumen la cosa es esa, si no te aburres de Laura después de todo lo lindo, es un buen camino.

Y bueno, bien complejo el tema que elegiste... pero bien, me gusta tu patudez de escribir sobre esto...

Anónimo dijo...

Leí parte... no todo... pero si puse atención...

1. El amor platónico hay veces que sigue existiendo...incluso después que deja lo irreal y utópico, para convertirse en algo explícito... Yo tuve un amor platónico... demasiado grande... y dejó de serlo el día que me di cuenta que yo tb era su amor platónico... lindo no? NO!!! Porque después volvió a tomar su condición de platónico...y peor aún...los "contra", taparon a los "pro"... pero aún así...siguió existiendo ese lado medio "disney" que tiene el amor platónico... me imagino que en este ejemplo...siempe existirá...

2. Para gente que no domina el temita del amor "romántico" (creo que soy bastante definciente en esa materia)...hay un buen libro de un tipo llamado Eric Fromm..."El arte de amar"...Ojo! no es un libro de autoayuda... es un libro que desgrana casi fisiológicamente el amor... a mi me gustó...porque me gustan las cosas más racionales...supongo...

bueno...
bye-ven!

pam

pd: anda a verme a mi blog jajaja