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Lo que no debe faltar en mi reproductor (Parte 1)

jueves, 16 de agosto de 2007

Lo lindo de la música es que las canciones que se crean dejan de “ser del autor” para convertirse en parte de nuestras propias vidas. Las canciones no sólo nos permiten sentirnos identificados al momento de leer su letra y relacionar personas con ellas. Nosotros mismos las relacionamos a momentos específicos y terminan siendo parte nuestra.

Por lo mismo, cuando me preguntan por canciones favoritas, siempre intento separar el efecto musical del pasional al momento de elegir. Creo que existen canciones muy bien hechas, pegajosas, con sentimiento, sin él, bien elaboradas, bien cantadas, etc. Pero siempre mis favoritas serán aquellas con las que logre relacionar algún momento de mi vida, que la canción me traslade sin mayor reparo a algún lugar mental de evocaciones remotas, en donde finalmente estemos yo y el sonido en mi cabeza.

Hoy estando en mi reposo post almuerzo, al escuchar el reproductor de música vinieron a mi canciones que han sido favoritas en algún momento de mi vida y me dio el empujón para determinar qué canciones se pueden convertir en mis favoritas de este tiempo.

Si tuviese que hacer un ranking musical justo ahora, considerando toda mi vida, mis canciones favoritas serían las siguientes:

Walk Away, Franz Ferdinand (2005):



Esta canción es mi favorita recién desde Julio del año pasado ya que a esta fecha, yo terminaba mi tesis de grado, lo que me permitiría titularme. Podría decir que tenía muchas ilusiones al respecto, pero no sería cierto. Yo sólo quería terminar con la universidad y enfrentar el miedo que suponía tratar de ganarme la vida por mi mismo. Una vez terminada mi tesis, entregada y aprobada, partí de vacaciones una semana a la playa. Y el momento en que recuerdo ahora mismo es el de estar sentado frente a la playa, solo, tal como me senté hace un par de minutos, viendo el horizonte y el mar, con viento moderado soplando y con el sol como focos alógenos del instante mágico. En mis oídos el redoble de caja y vamos, empezó la canción. Mientras más la escuchaba, más pensaba que podría tocar esa canción en batería (instrumento para el cual tengo tan poca pericia) y que era tan simple y que no comprendía como algo tan simple era tan tremendamente bueno. Y claro, todos estos pensamientos rodaban en mi cabeza mientras veía niños jugar en la playa, padres diciéndoles probablemente que se abrigaran y lo comparaba conmigo, sujeto ya adulto sin ninguna posibilidad de retroceder el tiempo, sujeto profesional, con todo lo que ello implicaba. Todos los miedos, todo el descontrol ante lo que podría venir. Lo comparaba con la letra, cuando hablaba el vocalista acerca de que no le importaba que “ella se fuera”, que “le encanta el sonido que hace al marcharse” aun cuando todos sabemos que era una frase que esconde la pena y la angustia de no tenerla más, así como yo no iba a tener más mi adolescencia y la libertad que genera la universidad. Y sin embargo esa nube mental podía mezclarse con el relajo y la paz interior que me genera esta canción, paz que me sigue entregando en momentos similares.



Revolution, The Beatles (1968):



Estaba en segundo medio del colegio y en la radio del auto, bien temprano en la mañana, escuché la voz del locutor de turno (que era Pablo Aranzaez) decir: “y ahora The Beatles con Revolution” Y eso fue suficiente. Esa canción, con ese intro de guitarra muy potente, me llevó a pensar que los melenudos eran bastante más que los discos bonitos que había escuchado hasta la época y que podían hacer rock (convengo en que Revolution no es un tema extremadamente rockero comparado con el rock actual, pero sí es bastante para lo que en ese momento escuchaban mis oídos). Ese tema me hace recordar tantas cosas. Las idas al colegio, cuando yo creía que el colegio me estaba coartando socialmente y quería rápidamente un cambio de aire, cuando estaba dormido transitando por un camino parejito que me llevaría indefectiblemente a tener mi título universitario, de cualquier carrera, sólo "importaba" un título. Esta canción me hace recordar también, que en esas idas al colegio viajaba con mi madre, que prácticamente me enseñó a manejar un año más tarde, ella me hizo sentir curiosidad por Los Beatles y creo que se lo agradeceré toda mi vida. Luego, esa canción se me apareció como video clip en momentos en que estaba a punto de cortar mi primera relación de pololeo a los quince años, cuando en realidad no sabía lo que era pololear. En ese momento, otra vez Revolution me marca el camino de paz. Por supuesto, cabe destacar que ver a Lennon y convertirme en fan de él fue una sola cosa (lo se, ahora admiro a McCartney, es lo que llamamos evolución). Finalmente, esa canción se me aparece cuando estaba en la universidad y recibí un correo electrónico de un sujeto que me invitaba a participar de una banda, en la que yo tenía que tocar Revolution, pues ellos tocaban música “del mejor grupo del mundo”. Eso me sedujo, encontrar a jóvenes como yo que les gustara la misma música era una sensación distinta para mi, ya que en mi curso o eras metalero o no te gustaba la música. Ese sujeto es ahora uno de mis mejores amigos, mi compañero de banda y mi apoyo emocional para momentos complejos. Creo que Revolution marca en mí la esperanza.

This Cold – John Frusciante (2003)



Canción que descubrí este año, hace poco más de tres meses. Sí, es la más nueva de “mis” adquisiciones. Musicalmente bastaron como cinco milésimas de segundo para decirle a la persona que me la mostró “me gusta”. Así de fácil. Al segundo me tenía convencido. Las notas de la canción no son complejas, pero la estructura es fascinante. Parte la guitarra con un apoyo rítmico de caja, el cual repentinamente varía y tú escuchas como si la canción completa se detuviera por un segundo, pero como con freno de manos. La sensación que me da a mi, es la de un tren que viene a toda potencia y por dos segundos, tuviese que atravesar unos metros con obstáculos, para luego volver a su cauce normal. Lo mejor de esto es que no dura más de lo que debe, si alcanza a durar dos minutos, “tamos”, muy buena elección esa de no hacer durar las canciones. En vista de que la canción me gustó mucho, empecé a investigar más acerca del personaje que la cantaba y de lo que decía la letra. En este caso particular, al enterarme de lo que pasó con la vida de Frusciante y relacionarlo con la letra, me hizo reflexionar acerca de mi vida llena de regalías y de cómo podría yo en algún momento, a pesar de no tener los problemas que expresa la canción, ser un fantasma. Y eso por el solo hecho de “estar”, de vivir con pasividad sin hacer que las cosas cambien a mi alrededor. Eso mismo me hizo pensar que toda mi energía pasiva debía ser encausada en algo que me hiciera mover, en algo que me hiciera sentir que ya no quería ser el fantasma por la vida. Todos esos días de este año en los cuales me he sentido perdido en la vida, intentado preguntarme porque si yo estudié una carrera tengo que estar haciendo algo que está totalmente no relacionado con ello, esta canción me viene a recordar que en realidad no importa tanto. La canción además habla de “este frío”, el mismo frío que ambienta todos los días que yo vivo en este trabajo. A pesar de que pareciera que la canción me recuerda etapas nefastas, en realidad me hace sentir vivo, me hace sentir alegre por tener algo que hacer con mi vida, por tener energía suficiente para realizar las cosas que quiero hacer, es como la sensación de saber que “alguien estuvo más cagado que tú”. Es ahora mi canción energizante y motivadora, sobre todo cuando hago ejercicio.

La Torre de Babel- Los Tres (1997)





Pocas veces yo sentí que una canción me gustaba sólo “porque sí”. En el caso de La Torre de Babel, bastó con que yo leyera en un reportaje que en el disco nuevo de Los Tres había una canción llamada así para que me gustara, ¡sin siquiera escucharla! Ahora, contextualizando la situación, habrá que decir que en ese momento no había grupo en la tierra que me gustara más que Los Tres, mi fanatismo era extremo, como el fanatismo “permitido” para alguien de 14 (15) años. En ese momento, escuchar este tema fue una sensación de “superioridad” frente al medio. Yo siempre supe que la canción era buena, siempre supe que ESE era el single del disco, siempre lo supe, desde antes de oírlo y cuando la escuché…Dios, todo lo que yo creí era cierto, tan redondita, tan pegajosa, tan divertida, tan triste a la vez. Tan tremendamente bien hecha y que suerte que era de “mi” grupo. Esa canción me gusta por el solo hecho que despertó mi conciente musical, a partir de ella supe que podía tener instinto para determinar que era musicalmente pop y que no. 15 años… la soberbia de los 15 años, primera polola, primera capitanía del equipo de Basket, primer rojo de mi vida (la rebeldía), primera vez que tocaba una guitarra y primer momento en que me sentí notoriamente superior a la media, gracias a La Torre de Babel. (¡Que buen año!)

Rock Around The Clock – Bill Halley (1956)





Esta canción es un rockandrol muy bien tocado e interpretado por el caballero que menciono y que también energiza un poquitito a la hora de elegir un buen número rocanrolero. Pero como este ranking no es estrictamente musical, la decisión por la cual la incluí, fue porque me recuerda mis idas al colegio estando en séptimo y octavo básico. En ese momento, mi padre hacía clases en el mismo colegio en el cual yo iba y por supuesto, nos íbamos juntos en su auto. Él, sin ser un fanático de la música, se había comprado un casette de Bill Halley y sus cometas. Y yo, curioso como he sido siempre, lo puse en el reproductor. Parece que mi curiosidad fue tanta que todos los días en que nos íbamos al colegio, escuchábamos ese casette, al que alternábamos en algún momento con Gervasio, que sí es de su total gusto. En fin, Rock Around The Clock marca mi niñez, mi paso previo a la adolescencia, sentir a mi padre como figura paterna, (aunque sea redundante y rayando en la ridiculez lo que acabo de decir) sentir que estaba ahí. En el fondo, era sentir que mi padre era “mi padre” y no “mi amigo”, situación que siempre he amado. Los amigos los elige uno; los padres, uno tiene la fortuna de encontrar alguien como los míos, o la mala suerte de que te toquen unos pasteles. Yo fui afortunado, y esta canción me lo recuerda cada vez que la escucho. Puedo recordar como si fuera hoy los trayectos en que recorríamos Vespucio, nos quedábamos muy temprano en el estacionamiento y pensábamos en cómo la gente puede fumar tan temprano, o cómo vamos a afrontar ese día. Todo aquello me hace recordar esta bella canción, muy movida por lo demás.

Hotel Yorba – The White Stripes (2000)





La primera vez que escuché a este grupo, creo que fue con Fell in love wtih a Girl, en MTV. Encontré que era un rock súper ameno, bien energético y me llamó la atención una canción tan cortita, pero tan efectiva. Después en el verano del año siguiente, tomé la morocha (mi guitarra eléctrica) y sin quererlo ni saberlo, empecé a tocar esa canción, como si la hubiese tocado toda mi vida. En ese instante, empecé a averiguar de este grupo y de repente, sorpresa… ¡eran sólo dos sujetos los que hacían ese sonido! Cuando llegué de mis vacaciones, llegué al tema que menciono. Hotel Yorba. Una canción un tanto folk, con mucha guitarra acústica y una batería muy simple. Si bien me atrajo desde el primer momento, en el 2005 se "quedó conmigo". Me acompañó en un momento de soledad que tuve, en la cual escuchaba el mensaje del tema y pensaba porqué a mi no me ocurría eso que describía el autor en sus líricas. El asunto es sencillo, “casémonos en una catedral, por un cura”, “vivamos en un pueblito con antejardín y sin rejas”, un panorama enternecedor para un tipo como yo, amigo de la tranquilidad. Era tan contrario al pensamiento que se tiene preestablecido de lo que son los rockeros, con pura agresividad y vida bohemia, vida que no es que no me calce, pero simplemente prefiero lo otro. Al fin alguien rockero era capaz de “entenderme” y “cantarme”, algo que sólo experimenté con Paul en algún momento de la vida, se hacía patente en ese momento en particular en que deseaba tener una relación estable en la que pudiera sentir eso en vez de ahogo, como me siento generalmente en las relaciones de pareja. Sigo pensando que Hotel Yorba me genera esperanza, paz e ilusión, pero “envuelta” en un código rockero, con lo que se denomina “beat”, tiene ritmo, tiene todo lo que una persona como yo quiere para hacerla su favorita.

Act Naturally/I´ve just a Seen a face - The Beatles (1965)







Aunque no quisiera mezclar dos canciones, estas no pueden ir separadas para mí. Creo que cuando tenía cerca de once años, yo me fui por un fin de semana al Tabo, a la casa de la playa que tenemos. Esta casa es un terreno largo, así como un pasillo en donde están dos casas pareadas, pegadas por una pared. La casa del fondo es la de mis abuelos, la de salida, la de mis padres. Recuerdo que estaba jugando con una pelota cuando veo a mi padre salir de nuestra casa en dirección a la de mis abuelos porque quería probar unos discos de vinilo en el reproductor que estaba en esa casa. Mis abuelos no habían ido con nosotros ese día y mi padre recorría de allá para acá buscando los discos e instalándolos en el reproductor. En eso, mi madre le alcanza el disco HELP! y mi padre, al ponerlo por el segundo lado, inconscientemente, me hizo descubrir una de mis primeras canciones favoritas de la existencia. Ringo Star y su voz nasal le ponían un fondo a esta canción. Act Naturally es una canción también con guitarra acústica y también con mucha nota SOL (así como la anterior) en la cual cuenta sus penurias como hombre y que en realidad lo ha pasado tan mal por el amor, que si tuviese que actuar, ganaría un OSCAR ya que sólo debe actuar naturalmente. Curiosamente, esta canción no se aplica en nada de mi vida (a los once no tenía penas de amor), pero sí me hace recordar esa etapa, recuerdo claramente ese día en particular, tengo la imagen viva de mi padre y mi madre bailando I saw her Standing There (porque también tenían el otro LP) pero yo nada, Act Naturally era lo que me había movido el piso, esa voz, ese ritmo, esos coros, todo aquello que reconozco ahora, que para el momento fue magia. No sabía porqué me gustaba tanto. Por supuesto, I´ve Just Seen a Face va por el mismo camino. Está sólo a un par de canciones de distancia y también me hace recordar el mismo día. También “magia”. Claro, ahora se que esa "magia" es la introducción, la voz, las armonías, el pulso, pero para ese instante, estas dos canciones eran magia. Era sentir algo que nunca había sentido con la música, la iniciación en el mundo del pop y más importante aún, en el mundo de Los Beatles.

1 Han Escrito:

Anónimo dijo...

tengo canciones en mi reproductor q las escucho una y otra y otra vez... luego las dejo descansar...pero creo que llevo 3 meses escuchando "Ocean of Noise" de Arcade Fire...

saludos Ro...

pam