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Uno busca a la consentida.

martes, 14 de septiembre de 2010

Qué hubiese si hubiésemos sido encantadores en vez de acosadores.

Si en vez de tratar a nuestras mujeres cual huaso trata al ternero en un rodeo pudiésemos tratarlas como si de verdad estuviésemos seduciendo, si en vez de de perseguirlas durante todo el tiempo que dura la música estuviéramos abrazando, penetrando en sus ojos.

Si en vez de gastar tanto tiempo en recorrer el círculo, la vuelta, el zapateo y los “ochos” invirtiéramos mejor esos minutos en tomar a la mujer, empaparse en ese aroma que emana entre su cuello y su pelo, tomar su pierna a la altura de su muslo y estrecharla contra uno.

Si en vez de pegarle combos al guatón loyola, pudiese uno buscar lleno de esperanzas el camino que los sueños prometieron a las ansias…

Pero el acordéon le ganó al bandoneón, quisimos sufrir, quisimos nunca conquistar y siempre perseguir.

Es la naturaleza, asi nos queremos.

1 Han Escrito:

maga* dijo...

Déjame que te llame... el Castañoli... Creo que cada cual tiene su encanto dentro de su contexto, y esas diferencias tan marcadas son las que seducen, de distintas maneras... Y si creamos la cuetango? y danzamos en medio del bosque el fin de semana?

(K)